Vengo a que disequen a mi perro -artículo-
Publicado: 10 Mar 2008 22:21
"Vengo a que disequen a mi perro"
El amor a sus mascotas lleva a algunas personas a buscar las soluciones más insospechadas, incluida la taxidermia l Fotogalería: Las bendiciones de San Antón
Antonio Martínez | 17/01/2008 | 6 comentarios | + 27 - 4 (31 votos)
“Buenos días, ¿ustedes disecan mascotas?”. Cualquier profesional de la taxidermia que se precie ha recibido más de una vez una llamada como ésta.
El amor por sus animales de compañía lleva a algunas personas a buscar las soluciones más extrañas para conservarlos a su lado. La costumbre de disecar mascotas está extendida en algunos países como Estados Unidos, pero en España no resulta fácil encontrar un profesional que acepte el encargo.
Un recuerdo de por vida
José Badajoz es uno de los pocos especialistas que diseca este tipo de animales. En los últimos diez años, este taxidermista madrileño de 53 años ha disecado varios pastores alemanes, un caniche y algún que otro fox terrier. “La mayoría se disecan sentados o tumbados”, explica, “porque a la gente les gusta tener a su mascota en el salón”.
Buena parte de sus clientes, como él mismo reconoce, llegan hasta él gracias al boca a boca, redirigidos por otros compañeros. “Se trata de gente un poco excéntrica”, asegura, “personas que quieren conservar el recuerdo de sus mascotas de por vida”.
En una ocasión, una señora le pidió disecar un pastor alsaciano que le había salvado la vida. “Dos años después”, asegura, “le pedí que me prestara el perro disecado para una exposición y me respondió que no había dinero en el mundo para pagarlo. El animal le hacía tanta compañía como si estuviera vivo”.
Pocos profesionales
Disecar un pastor alemán cuesta entre 600 y 1.500 euros. Desollarlo y dejarlo montado le lleva un par de días, pero después hay un largo proceso que lleva un mínimo de 3 ó 4 meses.
Bendición animal por San Antón
En España, la mayoría de los taxidermistas no aceptan este tipo de encargos porque les resulta poco rentable y porque corren el riesgo de que el cliente se arrepienta al cabo de los meses.
Juan Béjar, taxidermista madrileño de 52 años, aún recuerda la ocasión en que se pasó semanas disecando un pequeño loro y la cliente no acudió a recogerlo. “Hasta lo había colocado sobre un columpio”, asegura, “que era como me lo habían pedido”.
"La gente siente un gran dolor en el momento de la muerte de la mascota", dice Béjar, "pero al cabo de unos meses se les pasa y te dejan colgado”.
Parecidos razonables
Otra de las complicaciones en este tipo de encargos es conseguir un parecido razonable. Justo Martín, taxidermista madrileño con 40 años de experiencia, recibió hace unos años el encargo de disecar un gato de angora y recuerda que la dueña estuvo acudiendo a su tienda durante casi un año.
“Venía de vez en cuando y pedía que colocara las patas de tal o cual manera. Tuve que rectificar la expresión de la cara, porque la ponía demasiado fiera y el animal había sido más bien tristón en vida”.
Como explica José Badajoz, las personas tienen un recuerdo de sus mascotas que a veces no cuadra con el resultado del taxidermista. Hasta el punto de que él han llegado a reprocharle: “Me lo ha dejado usted más joven de lo que era”.
El amor a sus mascotas lleva a algunas personas a buscar las soluciones más insospechadas, incluida la taxidermia l Fotogalería: Las bendiciones de San Antón
Antonio Martínez | 17/01/2008 | 6 comentarios | + 27 - 4 (31 votos)
“Buenos días, ¿ustedes disecan mascotas?”. Cualquier profesional de la taxidermia que se precie ha recibido más de una vez una llamada como ésta.
El amor por sus animales de compañía lleva a algunas personas a buscar las soluciones más extrañas para conservarlos a su lado. La costumbre de disecar mascotas está extendida en algunos países como Estados Unidos, pero en España no resulta fácil encontrar un profesional que acepte el encargo.
Un recuerdo de por vida
José Badajoz es uno de los pocos especialistas que diseca este tipo de animales. En los últimos diez años, este taxidermista madrileño de 53 años ha disecado varios pastores alemanes, un caniche y algún que otro fox terrier. “La mayoría se disecan sentados o tumbados”, explica, “porque a la gente les gusta tener a su mascota en el salón”.
Buena parte de sus clientes, como él mismo reconoce, llegan hasta él gracias al boca a boca, redirigidos por otros compañeros. “Se trata de gente un poco excéntrica”, asegura, “personas que quieren conservar el recuerdo de sus mascotas de por vida”.
En una ocasión, una señora le pidió disecar un pastor alsaciano que le había salvado la vida. “Dos años después”, asegura, “le pedí que me prestara el perro disecado para una exposición y me respondió que no había dinero en el mundo para pagarlo. El animal le hacía tanta compañía como si estuviera vivo”.
Pocos profesionales
Disecar un pastor alemán cuesta entre 600 y 1.500 euros. Desollarlo y dejarlo montado le lleva un par de días, pero después hay un largo proceso que lleva un mínimo de 3 ó 4 meses.
Bendición animal por San Antón
En España, la mayoría de los taxidermistas no aceptan este tipo de encargos porque les resulta poco rentable y porque corren el riesgo de que el cliente se arrepienta al cabo de los meses.
Juan Béjar, taxidermista madrileño de 52 años, aún recuerda la ocasión en que se pasó semanas disecando un pequeño loro y la cliente no acudió a recogerlo. “Hasta lo había colocado sobre un columpio”, asegura, “que era como me lo habían pedido”.
"La gente siente un gran dolor en el momento de la muerte de la mascota", dice Béjar, "pero al cabo de unos meses se les pasa y te dejan colgado”.
Parecidos razonables
Otra de las complicaciones en este tipo de encargos es conseguir un parecido razonable. Justo Martín, taxidermista madrileño con 40 años de experiencia, recibió hace unos años el encargo de disecar un gato de angora y recuerda que la dueña estuvo acudiendo a su tienda durante casi un año.
“Venía de vez en cuando y pedía que colocara las patas de tal o cual manera. Tuve que rectificar la expresión de la cara, porque la ponía demasiado fiera y el animal había sido más bien tristón en vida”.
Como explica José Badajoz, las personas tienen un recuerdo de sus mascotas que a veces no cuadra con el resultado del taxidermista. Hasta el punto de que él han llegado a reprocharle: “Me lo ha dejado usted más joven de lo que era”.